Además apoyó a las divisiones inferiores, proyecto que se consolidó con la famosa Máquina y a la vez mantuvo la política de grandes inversiones con el objetivo de contratar estrellas internacionales y posicionar al club como una de las entidades deportivas más fuertes del continente. Barcelona derrotó al Athletic Club por 3-1 en el Camp Nou en 2015 por la final de la Copa del Rey el 30 de mayo, con Neymar anotando el segundo gol para el Barça.